Leer: Lc 6,12-16
12 En aquellos días, Jesús
salió al monte a orar y pasó la noche orando a Dios.
13
Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, escogió de entre ellos a doce, a
los que también nombró apóstoles: 14 Simón, al que puso de nombre Pedro, y Andrés, su
hermano; Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, 15 Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo,
Simón, llamado el Zelote; 16
Judas el de Santiago y Judas Iscariote, que fue el traidor.
Reflexión
¿Has escuchado la voz de Dios?
¿Has guardado el suficiente silencio para oírlo?
Nuestra fe cristiana,
siguiendo el mensaje de Cristo y de acuerdo con la experiencia histórica de la
Iglesia, da cuenta de un Dios amoroso y misericordioso. No se trata de una fe
de seres humanos que buscan a Dios, sino de Dios que nos busca y nos encuentra…
nos sale al paso, en el camino. Y nos llama.
Y Pedro, el Pescador, fue
llamado. Un día, ante muchos discípulos, Jesús quiso elegir a un grupo
especial: sus amigos más cercanos. “Y llamó a los que quiso”. Y entre ellos
estaba justamente Simón, llamado Pedro.
Si te fijas bien, Ninguno de
los Apóstoles ha tenido que buscar a Jesús, en cambio, a todos ellos Jesús se
les ha puesto de frente, cara a cara; y a cada uno de ellos les ha dicho,
“sígueme”.
Y lo más interesante es que
todos han tenido la gran oportunidad de decir “Sí” o “No”.
Vivir la fe que nos propone
Cristo implica dejarse encontrar por Dios, escuchar su voz y, libremente… sí,
libremente, decir “Sí”… o “No”.
¿Cuál es tu respuesta como
cristiano?
Catequesis Petrinas, 1ª Parte: San Pedro Apóstol
Locum Invenire Locum Meum in Caelo
Alfonso Maya Trejo, junio de 2013
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