lunes, 8 de junio de 2015

Catequesis Petrinas 06: Pedro Llora

"El Señor, volviéndose, le echó una mirada a Pedro. Y Pedro... Saliendo fuera, lloró amargamente" (Lc 22,61.62)


Leer: Lc 22,54-62

54 Después de prenderlo, se lo llevaron y lo hicieron entrar en casa del sumo sacerdote. Pedro lo seguía desde lejos.
55 Ellos encendieron fuego en medio del patio, se sentaron alrededor, y Pedro estaba sentado entre ellos. 56 Al verlo una criada sentado junto a la lumbre, se lo quedó mirando y dijo: «También este estaba con él». 57 Pero él lo negó, diciendo: «No lo conozco, mujer».
58 Poco después, lo vio otro y le dijo: «Tú también eres uno de ellos». Pero Pedro replicó: «Hombre, no lo soy».
59 Y pasada cosa de una hora, otro insistía diciendo: «Sin duda, este también estaba con él, porque es galileo». 60 Pedro dijo: «Hombre, no sé de qué me hablas». Y enseguida, estando todavía él hablando, cantó un gallo.
61 El Señor, volviéndose, le echó una mirada a Pedro, y Pedro se acordó de la palabra que el Señor le había dicho: «Antes de que cante hoy el gallo, me negarás tres veces». 62 Y, saliendo afuera, lloró amargamente.

Reflexión

¿Te has imaginado a un santo llorar? ¿Tú, por qué has llorado?

     Porque, como hemos escuchado en la lectura… después de negar a Jesús, al mirarlo cara a cara, Pedro, también lloró…

     Sí, ese mismo Pedro cuya imagen tenemos en la parroquia… ese mismo Pedro que era gritón, duro, fuerte… ese mismo Pedro al que un día Jesús le encargó la Iglesia… ese Pedro Apóstol una noche también lloró.

     Y lloró como tú y yo hemos llorado muchas veces, a lágrima suelta… lloró porque reconoció que hizo mal. Lloró porque se dio cuenta que, a pesar de su negación, Jesús lo miró con amor… Y llorar le hizo vaciar su dolor, sobreponerse, no dejarse vencer por la vergüenza y cambiar… aprendió a ser valiente, a tomar su posición como discípulo y apóstol de Cristo…

     Tú y yo hemos llorado. Ojalá ese llanto nos haya hecho darnos cuenta del mal que hemos causado, de las veces que hemos ofendido a otros… Mira a tu hermano y a tu hermana, mira a todos aquellos que esta tarde están presentes aquí, en este novenario… y sí… llora con ellos y por ellos, pero no te dejes vencer por el desánimo… que tu llanto, como el de Pedro, se convierta en bondad, en cariño para otros… ¡Vamos!, voltéate y dale un abrazo a todos y cada uno de los presentes… pídeles perdón y perdona a cada uno…


     Dios te ama, y que eso te baste.

Catequesis Petrinas, 1ª Parte: San Pedro Apóstol
Locum Invenire Locum Meum in Caelo
Alfonso Maya Trejo, junio de 2013

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