“¿Se puede negar el agua del bautismo a los que han recibido el Espíritu Santo igual que nosotros?” (Hch 10,44-48) |
Dejar actuar al Espíritu Santo en nuestra vida
Desde la Realidad
¡Tantas
diferencias hacemos unos de otros, entre nosotros mismos! Hoy se habla mucho de
discriminación. Incluso, se le mira como un delito. Pero seamos realistas.
Somos expertos en discriminar.
Si
por que la vecina es muy chismosa, que si porque ése chico es un vago sin
oficio ni beneficio, si porque es “indio”, o “naco”, o si porque ésa chica
viste como “dama de compañía”; incluso alguna frase como: “de tal padre, tal
hijo”, o “de tal palo, tal astilla”…
Habría
que tener cuidado. Muchos de nuestros comentarios y actitudes pueden ser
verdaderamente racistas y discriminatorios.
Vale
la pena, tomando las enseñanzas de Jesús, el preguntarnos ¿quién soy yo para
juzgar a mis hermanos?
Hace
no mucho, escuché un comentario poco afortunado. Estaba celebrando un ministro
acólito que bien conocemos muchos, un señor de buena fama, humano como todos,
con virtudes y defectos, como todos, pero al que se le ha confiado un
ministerio laical instituido. Entre sus funciones, está la de Celebrar la
Palabra en ausencia del presbítero, del cura. Así lo hacía un día entre semana,
en que la necesidad pastoral lo requería. Un señor, seguramente de éstos que no
se paran por la Iglesia más que por necesidad o conveniencia, al ver que tal
ministro celebraba, se acercó sumamente molesto, indignado y escandalizado,
diciendo: “¿Qué hace éste Celebrando, si no es cura, si es el que vende
nieves?”
Aquí
este comentario tan malicioso e ignorante. Cuidemos nuestra manera de hablar,
dejemos que sea el Espíritu Santo quien actúe por nosotros, y no nuestro
orgullo, soberbia, ignorancia, o peor, nuestra necedad.
Proclamación de la Palabra
Escuchen
hermanos la lectura del Libro de los Hechos de los Apóstoles:
44 Todavía estaba exponiendo
Pedro estos hechos, cuando bajó el Espíritu Santo sobre todos los que
escuchaban la palabra, 45
y los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro se sorprendieron de
que el don del Espíritu Santo se derramara también sobre los gentiles, 46 porque los oían
hablar en lenguas extrañas y proclamar la grandeza de Dios. Entonces Pedro
añadió:
47
« ¿Se puede negar el agua del bautismo a los que han recibido el Espíritu Santo
igual que nosotros?». 48
Y mandó bautizarlos en el nombre de Jesucristo. Entonces le rogaron que se
quedara unos días con ellos.
Reflexionemos
En
los inicios de nuestra Iglesia, la predicación de la Buena Nueva estuvo
dirigida sólo a los judíos, en tanto que ellos eran el Pueblo Elegido por Dios,
los circuncisos, los hijos de Abraham. Sin embargo, llegó el momento en que tal
Mensaje santo ya no pudo mantenerse como algo exclusivamente judío. Jesús había
ordenado: “Prediquen el Evangelio a todas las gentes”.
A
Pedro le pasó lo mismo que nos sucede mucho a nosotros hoy día: discriminaba,
hacía a un lado a los “paganos”. Pero Dios le dio una lección muy interesante
que justamente acabamos de leer. Otorgó el don del Espíritu Santo a toda una
familia pagana.
Por
eso Pedro mismo, comprendiendo la voluntad divina, se da cuenta que no es él,
sino Dios quien actúa; se dio cuenta de que en su misión evangelizadora tenía
que dejar actuar al Espíritu Santo, que no hace diferencias entre judíos y
paganos, entre romanos y griegos, entre ricos y pobres… entre los del América o
los del Pumas…
De
una u otra forma todos somos destinatarios del mensaje evangélico. Todos
podemos escucharlo y recibir los mismos dones, si en nuestra libertad los
aceptamos, y nadie, absolutamente nadie puede negárnoslos.
Pidamos
a Dios, nuestro Señor, nos de la gracia de saber dejarlo actuar en nuestra vida
y que retire de nosotros esa actitud vergonzosa de separarnos unos de otros, de
sentirnos superiores, o inferiores a los demás, ayudándonos a amarnos
mutuamente, en la igualdad que nos otorga el ser hijos de Dios, y creados a su
imagen y semejanza.
Catequesis
Petrinas, 2015
San Pedro y el
Espíritu Santo
Mihi Invenire Locum
Meum in Caelo
Alfonso Maya Trejo,
junio de 2015
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