"Te digo, Pedro, que no cantará hoy el gallo antes de que tres veces hayas negado conocerme" (Lc 22,34) |
Leer:
Lc 22,31-34
31 Simón, Simón, mira que Satanás os ha reclamado para cribaros
como trigo. 32 Pero yo he pedido por ti, para que tu fe no se apague. Y tú,
cuando te hayas convertido, confirma a tus hermanos».
33 Él le dijo: «Señor, contigo estoy dispuesto a ir incluso a la
cárcel y a la muerte». 34 Pero Jesús le dijo: «Te digo, Pedro, que no cantará hoy el
gallo antes de que tres veces hayas negado conocerme».
Reflexión
Oye… ¿has negado alguna vez a Jesús? ¿Te has acercado con
humildad a pedir perdón?
¡Hermanos, hermanos! “Miren que Satanás ha pedido permiso para
sacudirlos como se hace con el trigo”. Y todos los aquí presentes, esta tarde,
todos, hemos pasado por momentos muy malos y dolorosos. Todos, como Pedro, en
algún momento, o en muchos momentos, hemos sido débiles y nos hemos atrevido a
negar al Señor, como nuestro Dios, como la razón de nuestra existencia.
Muchos hemos preferido a los amigos antes que a Dios. Nos hemos
quedado muchas tardes de domingo en la comodidad de la casa viendo un partido
de fútbol en vez de levantarnos e ir a Misa. Hemos preferido separarnos de
papá, mamá y hermanos antes que atrevernos a pedir perdón por nuestra mala
conducta. Hemos preferido poner muchas veladoras ante la imagen santa de la
Virgen María de Guadalupe, antes que ir y reconciliarnos con nuestros vecinos…
Muchas veces hemos negado a Jesús y nos hemos alejado de la fe:
porque me piden muchos papeles y requisitos; porque me piden que mande a mi
hijo al catecismo seis años; porque el “padrecito” no quiso ir a “decir misa” a
mi casa… porque no le quiso poner la llaves de San Pedro en la boca de mi hijo
para que hablara o fuera menos latoso…
Muchos hemos confundido el amor de Dios con la magia, los
horóscopos y todos esos engaños que son más fáciles, porque no me piden un
cambio de vida, de actitudes… porque no me piden amar…
El chisme, el hablar mal de los demás, el pensar mal de los
demás, son las cosas que destruyen a una comunidad y la separan llevándola al
caos del vicio, de la violencia, del engaño y la corrupción… así, muchos, tú y
yo, hemos negado a Jesús en su propia cara…
Una noche Pedro negó a Jesús… pero se arrepintió, pidió perdón y
siguió adelante… así que, hermano y hermana… ¡Ánimo! El Señor te ama, a pesar
de que lo has negado…
Catequesis
Petrinas, 1ª Parte: San Pedro Apóstol
Locum
Invenire Locum Meum in Caelo
Alfonso
Maya Trejo, junio de 2013
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